Datos duros

De memoria

¿Quién sera? Chencho nos lo dirá…

Carlos Ferreyra

Es que no es posible, cómo esperan que el general secretario de la Defensa, Luis Crecencio Sandoval, Don Chencho para sus ayudantes, les haga buena cara y los reciba.
Un desaforado diputado con fuero, le sacó la lengua, gesto que implica escaso respeto y de hecho es una ofensa para el decoro del muy enmedallado entorchado.
Los legisladores acordes con las facultades constitucionales, citaron al alto jefe militar para explicar el porquerillero revelado por GuacaLeaks, mostrando un instituto armado omiso, cobarde, cómplice de la delincuencia organizada y mucho más.
El señor de las medallas accedió a la solicitud de los legisladores, aunque la ley lo obliga pero advirtió que seria en su cancha, en sus oficinas y el pondría las reglas… ¡ah! no podía faltar el diputado majadero, sí, el que aparentemente le sacó la lengua al intocable representante de nuestro pueblo en armas.
Por fortuna en este país siempre habrá quien cuide de la inmaculada fama de nuestros próceres. Y dicho al paso, por el momento no tenemos a nadie mejor, en el panorama nacional, más lúcido y respetable que quien ejerce, de hecho, las tareas de gobierno.
Anuncia el presidente que no será suficiente el sexenio para terminar el desastre neoliberal. Aunque no abiertamente, propone la continuidad de su mandato mientras la Betty, escritora, poeta, académica, compositora, cantante y no médica ni mamá ni primera dama, hace la consabida y muy sobada encuesta proponiendo la reelección.
Adán el hombre de los pantanos, quien se desvive por la sucesión, defiende al general y critica a los legisladores faltos de respeto. Sus camionetas con su propaganda personal recorren lugares ignotos. Pero allí están.
El funcionario sabe de buena fuente que los militares serán quienes decidan cómo será el proceso, quien lo llevará a cabo y desde luego el nombre de quien dormirá en la cama presidencial. Y él ya tiene sueños.
En este aparentemente mar de confusiones, resurge la idea de volver a ocupar a Manuel Bartlett como árbitro electoral. Tiene el conocimiento de los renglones torcidos de la burocracia partidaria, y la relación con la maltrecha y casi inexistente oposición.
Simplificando, estamos bajo un gobierno castrense, con un señor de graves problemas neurológicos que facilitan su manipulación, con intentos muy avanzados para seguir la ruta actual con el que está, con quien respalde a las Fuerzas Armadas en su poder y control político y económico…

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