Responsables de una vida

El aborto es un procedimiento médico que practican mujeres regularmente y que casi siempre termina en curación o mejoría; sin embargo, para todas abortar es poner en peligro su vida

María Ortíz

 

El tema del aborto ha sido de gran controversia y un hecho doloroso en cualquier circunstancia que se presente por todos los aspectos que engloba: médico, religioso, ético, socioeconómico, político, social por mencionar algunos.

La polémica entre la sociedad y la ley que buscan la despenalización de la interrupción voluntaria y consiente del embarazo y, por otro lado, la moralidad y la religión que intentan conservar la penalización para que no se realice el aborto.

El aborto se ve como un problema legal o como un pecado y no como un tema social de salud pública, que necesita atención urgente por parte de toda la sociedad, padres, hermanos, amigos, maestros, autoridades, porque esa falta de desinterés ha sido la causa de tantos casos de aborto, nuestro país  está a la cabeza en embarazos adolescentes, los registros tienen cerca de 340,000 embarazos anuales entre niñas y adolescentes.

Si una niña necesita abortar en México, puede hacerlo en cualquier hospital sin la autorización de sus padres o tutores. La Suprema Corte de Justicia ha aprobado la validez de la norma oficial mexicana 46 que garantiza el acceso al aborto por violación en todas las instituciones de salud públicas y privadas del país.

México es un país en donde pasa de todo, pero no pasa nada, las mujeres de cualquier edad que sufren violación física y quedan embarazadas son obligadas a tener al bebé, a veces por las creencias de los padres, por la moralidad o algunas otras por ignorancia, aparte de haber sufrido ese ultraje a su persona, tienen que lidiar con la carga de un hijo que no planearon, que no deseaban y que les recordara toda la vida el abuso que tuvieron que vivir.

Qué calidad de vida le podrán ofrecer a ese ser que es tan inocente como ella de estar en un mundo tan falto de responsabilidad, tan lleno de abusos, de violencia, de arbitrariedades.

Tal vez ese nuevo ser sea aceptado por su madre quien lo criará, educará con cierto recelo por las condiciones en que fue concebido y que además tendrá que enfrentar a una sociedad que lejos de ayudarlos los señalaran y discriminaran, pero también está la opción que sea abandonado y sufra maltratos que no merece porque él no los buscó y quien sabe en qué tipo de persona se convertirá.

Los abuelos dicen que nada es como antes y así es, ahora las adolescentes y jovencitas por querer vivir experiencias nuevas y excitantes porque eso es lo han visto en la televisión y redes sociales o han escuchado de los amigos y adultos o por falta de atención y amor de su familia tienen relaciones sexuales y quedan embarazadas, algunas deciden tener a su hijo, pero sin pensar en todo lo que conlleva ser madre, la criatura nacerá, pero será cuidado, criado y educado por las abuelas, tías o extraños porque sus padres no estaban preparados ni emocional ni económicamente para asumir esa responsabilidad tan grande.

Mujeres profesionales que por no parar su carrera o por involucrarse con hombres casados y que a pesar de su edad y supuesta experiencia de vida se embarazan “sin querer”, incurren al aborto ya sea en un lugar clandestino en condiciones insalubres peligrosas o en una clínica establecida, con la incertidumbre de que el acto le traerá graves consecuencias físicas, psíquicas y morales y en algunos casos hasta la muerte.

Despenalizar el aborto no implica fomentarlo, pero penalizarlo es violar los derechos de la mujer, su dignidad, privacidad y autonomía, este debate tiene que reservarse para la conciencia individual.

Lo irónico en nuestra sociedad es que cuántas mujeres anhelan tener un hijo y cuántas otras han matado uno, por no actuar con responsabilidad.

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