Vámonos preparando…

Llegar a la vejez es un privilegio que no todos tienen y que muchos anhelamos

María Ortiz

 

Pensando que no sólo algunos tendrán la oportunidad de llegar a viejos, que quizás muchos mueran jóvenes bajo circunstancias imprevistas, lo único que nos queda es actuar ahora, para no dejar pendientes o problemas a nuestros familiares, como el testamento, seguro de vida y pensión darles a conocer quién es el beneficiario para que cuando llegue el momento tengan todo en regla y los trámites sean más rápidos.

 

El envejecer es un proceso dinámico, natural e inevitable, nos vamos dando cuenta por el deterioro de nuestro cuerpo cambiante y de la exclusión de la sociedad en la mala interpretación del proceso de productividad, saber que todos envejecemos, prepararnos para hacerlo bien y sacarle mayor provecho a esos años, es un importante aspecto de nuestra educación.

 

La jubilación es el retiro de la actividad laboral por haber alcanzado la edad estipulada por la ley, se reconoce tanto en régimen de derecho como en el de derecho laboral. En México la edad es de 65 años naturales o haber cumplido con los años de servicio que marca la ley.

 

De los 10.3 millones de personas de 65 años y más en México, de las cuales el 54 por ciento son mujeres y el 46 por ciento son hombres, el programa Pensión para adultos Mayores operado por la Secretaria de Desarrollo Social registró más de cinco millones de beneficiarios.

 

En México existen diferentes tipos de jubilación, depende si fuiste trabajador del sector privado o del estado. En el primer caso, el sistema de pensiones estará a cargo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); en el segundo, serás pensionado por Instituto de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

 

Las modalidades de pensión se refieren a la forma de financiamiento y administración de las pensiones y son el Retiro Programado y la Renta Vitalicia (inmediata, diferida o con retiro programado). Estas modalidades son para los tres tipos de pensiones: Vejez, Orfandad, Invalidez, Ascendencia, por Discapacidad y Sobrevivencia.

 

En el caso de trabajadores que conforman las generaciones actuales, el tiempo cotizado requerido para jubilarse se ha modificado, por medio del IMSS te puedes pensionar bajo el régimen de 1973, que es para los que comenzaron a cotizar antes del 1997; el otro régimen es el de 1997, que aplica para los que iniciaron a cotizar el 1 de julio de 1997, ten en cuenta que hicieron cambios en la ley del Seguro Social, a partir de 2022 se incrementan 25 semanas de cotización cada año, para llegar a 1,000 semanas al 2031.

 

Si eres retirado a través del ISSSTE también hay dos modalidades, Artículo décimo transitorio, la pensión se calcula con base en el último año inmediato después de iniciar el trámite de jubilación, esta modalidad tiene tres tipos de pensión: POR JUBILACION, POR EDAD Y TIEMPO DE SERVICIO O POR CENSATÍA EN EDAD AVANZADA.

 

Después de años de trabajo no es fácil cambiar de hábitos, hay quien se pone contento y otros que no, porque la jubilación también trae problemas y estrés, por todos los cambios que se vienen en la vida de quien se retirará, ya que dejará de hacer esas actividades que por muchos años llevo a cabo y lo cierto es que todo cambio da miedo y más aún cuando se está acostumbrado a una rutina.

 

Para lograr de manera efectiva la jubilación, debes desacelerar el ritmo de trabajo paulatinamente, delegando responsabilidades, tener fondos de ahorro para   planificar el retiro estableciendo planes y objetivos específicos, en la vejez eligiendo una vida que se llevará una vez jubilado, plantarse la realidad y reflexionar que se puede hacer después de retirarse de trabajar, es importante que la persona haga un proyecto nuevo de vida que tenga metas nuevas o que empiece a trabajar en aquellas que por trabajar bajo un horario fijo no pudo realizar por falta de tiempo,  ese plan dará sentido a su vida después de retirarse de laborar.

 

El envejecimiento de la población mexicana es una realidad social que requiere una vasta e innovadora respuesta de las políticas e instituciones del Estado. Garantizar una vejez segura para todas las personas que alcancen 65 años y más es tarea fundamental de justicia; la seguridad en esa etapa de la vida exige saber con certeza que se dispone de los medios necesarios para mantener su techo, llevar alimentos a su mesa y contar con servicios de salud que atiendan oportunamente los padecimientos crónico-degenerativos que la edad trae consigo.

 

Recibir mensualmente una cantidad de dinero es el primer paso para sentirse seguro. El sonido de las monedas en la bolsa o la tarjeta de débito con saldo suficiente son la tranquilidad y satisfacción de las y los ancianos, aunque esto también traiga conflictos familiares.

 

La población adulta mayor con acceso a una pensión por vejez o cesantía, después de cotizar al IMSS o al ISSSTE, es proporcionalmente inferior al número que carece absolutamente de ingresos seguros para su vejez.

 

En este grupo, destacan las mujeres que no tuvieron acceso continuo o bien en ningún momento al trabajo formal fuera del hogar y que si tienen pensión es por viudez, no por derecho propio.

 

De igual forma está el sector del trabajo informal donde no se cotiza, por ejemplo, no lo hacen las y los campesinos, ayudantes de comercios pequeños que no están registrados ante Hacienda escasamente asalariados.

 

Y cuando llega la vejez, ¿de qué viven? Viejitas y viejitos quedan a cargo de la buena voluntad de la familia, que a la vez muy probablemente tiene graves necesidades económicas, de espacio para resguardar a un adulto mayor y casi nulas posibilidades de brindar opciones de ocupación productiva y satisfactoria para las y los mayores, estos todavía se considera que la familia debe  hacerse cargo de padres, madres o parientes mayores, es responsabilidad exclusiva de hijas e hijos,  y no se asume ni se entiende como una responsabilidad social  con políticas públicas y programas que la atiendan.

 

Gracias a los progresos de la medicina, la vida se ha prolongado, pero la sociedad no se ha prolongado a la vida. El número de los ancianos se ha multiplicado, pero nuestras sociedades no se han organizado suficientemente para hacerles lugar a ellos, con justo respeto y concreta consideración por su fragilidad y su dignidad.

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