Opinión

1 de mayo -In memoriam- III/V

El T-MEC, lo ilógico de lo ilógico en temas laborales

Carlos Carral Hernández

 

Si revisamos el contenido del T-MEC, particularmente el contenido del capitulo 23, resulta que Estados Unidos y Canadá, son coadyuvantes y vigilantes del cumplimiento de los derechos colectivos del trabajo en nuestro país (derecho a la libre sindicación, derecho a la contratación colectiva y derecho de huelga); en teoría México y Canadá lo serían en relación a Estados Unidos y los mismo con Canadá donde intervienen las otras 2 partes del tratado, pero sabemos que eso nunca ocurrirá, México siempre puede ser sancionado, Estados Unidos siempre tienen justificación a lo que ocurre con sus intereses y ¿con Canadá?, pareciera que con ellos nunca hay problema.


 

En el artículo 3 del capítulo 23 del T-MEC las partes firmantes definieron la libertad de asociación, como un derecho íntimamente relacionado con el derecho de huelga, derechos contenidos junto con el derecho a la contratación colectiva, en los Convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo OIT, el equivalente a los modernos tratados internacionales, solo que en el contexto del mundo de las relaciones laborales.

 


Tanto México como Canadá, ratificaron desde hace mucho tiempo los citados Convenios 87 y 98 de la OIT, pero Estados Unidos, policía del mundo, no los ha ratificado, a pesar de que pudo haberlo hecho desde 1948 y 1949, años en que se redactaron los convenios en cada caso y cuando desde 1948 este país se convirtió en el defensor de los Derechos Humanos en todo el mundo, con la firma de la declaración universal de los mismos.

 

¿Qué lógica hay en el hecho de que el policía del mundo, el que vigilará que se cumplan con los derechos colectivos del trabajo en el país, no haya firmado los convenios citados?, ¿qué tenían y tienen en la cabeza los gobiernos de Enrique Peña Nieto y del López Obrador para reconocerle facultades a Estados Unidos que no tiene a nivel internacional?, pienso que el contenido del capítulo 23 del T-MEC, es como un contrato de sociedad celebrado entre Carlos Slim, Ricardo Salinas y yo, donde en mi caso siempre buscaré la forma para no presentar la cantidad de dinero que me comprometí a aportar a la sociedad, por una sencilla razón, no la tengo.

 

Mi ejemplo del contrato de sociedad Slim – SalinasCarral es muy malo, porque resulta que en ese caso los firmantes somos personas libres, realizamos los actos de manera individual y de manera consciente, habiendo desde luego tal vez un engaño de mi parte a los otros firmantes, por no tener la capacidad para solventar mis obligaciones contractuales, en el caso del T-MEC es muy diferente, las partes firmantes saben dónde están parados sus similares, no hay engaño y resulta que representan a millones de personas, en caso de que haya un error, son esos millones de personas quienes sufrirán los efectos negativos de la equivocación.

 

Los argumentos de Estados Unidos siempre son muy convenientes para avanzar en sus intereses y dominio económico, los de México también lo han sido en los últimos 40 años, pero para justificar el entreguismo de nuestro gobierno al del país vecino del norte en muchos temas, el laboral es más importante que el comercial en estos momentos, lamentablemente los sindicatos no se dan cuenta de la importancia del tema, los trabajadores mucho menos y la academia también está muy ocupada pensando en cómo besarle la mano al actual presidente, para que se percate que están ahí y si no están en ese papel, están muy motivados justificando porqué el neoliberalismo y sus métodos son el camino adecuado para el desarrollo del país, admirando desde su rinconcito el modo de vida norteamericano.

 

Un día escuche, después de la materialización de la reforma laboral de 2012, al Secretario General del un Sindicato de casas de empeño, decir con mucho orgullo que ya estaban sentados en la negociación de la siguiente reforma laboral, no puede evitar preguntarle sí sabían que habían entregado en la anterior, antes de entrar a la próxima reforma. Creo que a los representantes de los trabajadores les urge ponerse a estudiar, el cargo no da el conocimiento, aunque lleven 10, 20 o 30 años en el puesto sindical. Como diría Chomsky sobre la población general, los líderes sindicales “no saben lo que está ocurriendo y ni siquiera saben que no lo saben”.

 

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*Abogado Postulante y Director de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.

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