Opinión

De memoria

La fiesta inolvidable…

Carlos Ferreyra

A mi progresiva ceguera y deficiencia auditiva “mi face” aumentó la mudez, tocar la “F” de ese sistema implica enterarse que está fuera de servicio igual que el Word cuyos archivos están a la vista pero no se puede utilizar para escribir.
Menciono lo anterior como una explicación a las decenas, quizás centenarios , de colegas que con motivo del desayuno del 18 de mayo me enviaron mensajes que nunca pude leer y por consecuencia tampoco responder.
Me ayuda ahora por unos bonitos ojos cafés de enormes pestañas que generosamente escriben líneas estas.
Mi tableta fue dictaminada como un aparato antiguo imposible de actualizar.
Seguramente son las trampas de la fe de las que hablaría Don Juan en mi antiguo aparatito posiblemente esté registrada la acta de nacimiento de los hijo de Adan y Eva, el acta judicial del acecínate entre hermanos, el perdón judicial que desde entonces ya se estilaba y el nacimiento de los hijos de Clarín y aquí las trampas de la fe, quien fue la madre de esos niños si la madre única pero no me meto en mas lios, que cada quien crea en lo que le da la gana.
El desayuno del día 18 patrocinado por el contador Ricardo Trejo reunió más de un centenar de personajes destacados aclaró: Fue una convocatoria pero no se extendieron invitaciones por lo que la presencia de los asistentes fue completamente voluntaria.
Fue un verdadero lujo comprobar que la mayoría de los festejantes eran reporteros. Es importante mencionarlo por qué el reportero es el escalan salarial y en la estimación de los medios más bajo jerárquicamente.
Pero pongamos atención en que sin reporteros, no hay medios y los cultos inteligentes y bien enterados columnistas, comentar, analistas, no tendrán elementos para presumir su sabiduría, sabiduría sujeta al trabajo que algunos califican de elemental de los reporteros que lo mismo nos enteran de lo que pensamos nuestros gobernantes que de los sucesos que conmueven y transforman a la sociedad.
Ana Victoria Rogelio Hernández López, Jesús Rangel, Fernando Patiño y Carlos Ferreyra
Un caso: Aristegui presume a sus paisanos gachupines que en unos días más el presidente Peña Nieto renunciaría y se regodeaba en la auto calificación vaticinando que sería la primera periodista que lograra derrocar a un mandatario.
Desde luego como suele suceder en México simplemente no pasó nada, pero si nos enteramos días después de los nombres de los reporteros que hicieron la investigación de la casa blanca ya los que hasta la fecha no se les reconoce su espléndido trabajo.
Los asistentes al convivio del 18 de Mayo me provocaron cierto desazón ante la imposibilidad de platicar con todos y cada uno de ellos, revivir anécdotas, repetir las bromas tontas de siempre y estrechar un abrazo solidario y fraterno.
Logre intercambiar frases cortas con un gran número de ellos pero me dejo la insatisfacción de la falta de cercanía y en cierta manera intimidad en las pláticas con ellos.
Sirva todo esto para explicar porque en el momento di respuesta a los mensajes recibidos, quiero decirles por lo demás que el haber reunido a tal cantidad de personajes valiosos significa como dije en mi breve intervención que algo hice bien en la vida o que mis colegas son suficientemente piadosos como para solidarizarse con quien a estas alturas y ante las capacidades mencionadas se siente como un mueble arrinconado viendo pasar la visa o intuyendo cómo pasa la vida, en lo particular y ya cerca del final de una grata existencia, lo que espero que suceda dentro de 15 o 20 años encuentro como motivo de orgullo insuperable que no esperaron a mi desaparición física para otorgar este reconocimiento voluntario y aparentemente muy placentero, 2 obituarios anticipados de Rogelio Hernández López y de Joel Hernández Santiago me permiten vaticinar que a nadie se le ocurrirá inscribir en mi lápida la concebida frase “Aquí ya haces y haces bien “ tú descansas y yo también. Convertido en polvo daré en nacimiento a un árbol y ahí renaceré.
Finalmente soy un hombre feliz porque sin saberlo merecí el reconocimiento de mis pares y también de algunos hombres públicos del más grande nivel.

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