Opinión

Dependencia a las redes sociales reemplaza la convivencia física

Las redes sociales se han hecho indispensables en la vida diaria de todo el mundo

María Ortíz

 

Desde los niños pequeños hasta algunos adultos mayores se han vuelto dependientes del uso de ellas y es que la realidad es que gracias a ellas se han roto fronteras, hemos tenido y dado la oportunidad de conocer lugares, personas, sus costumbres.


 

La presencia del internet, los Smartphone y tabletas en la vida de los seres humanos han facilitado la comunicación a distancia, pero también han venido a reemplazar la convivencia física, cuantos de nosotros dejamos de poner atención a las personas que tenemos a lado y priorizamos ver las nuevas publicaciones en Facebook, Instagram, TikTok o Twitter, porqué ignorar a quien es real y satisfacer nuestra necesidad de socializar con un mundo que muchas veces es falso, ¿será miedo a no encajar, a ser excluidos y sentirnos solos? Aunque algunos les parezca increíble existe una serie de problemas psicológicos por el uso excesivo de la tecnología y de las redes sociales, el síndrome FOMO (miedo a perderse de algo) lo padecen millones de personas, tal vez te sientas identificado con los comportamientos que tiene gran parte de la población, si es así, busca ayuda.

 


Por medio de las redes sociales podemos estar al pendiente de la vida de los demás, sus momentos felices, los lugares que visitan, por lo general se publican imágenes positivas y de éxito, entonces al conectarnos podemos sentir que pertenecemos al mismo grupo, tanto con amigos y conocidos como con famosos y personas que en realidad no conocemos y que cuya imagen proyectada no es real, porque muestran vivencias que solo vemos en las pantallas.

 

Así mismo, pueden producir sentimientos de exclusión, soledad, baja autoestima y tristeza y que con el paso del tiempo puede convertirse en angustia, ansiedad, adicción y depresión. El problema comienza conforme percibimos que otros están teniendo mejores experiencias de vida que nosotros.

 

El estar conectados las veinticuatro horas del día, nos tiene pendientes al mundo digital y permite que “demostremos la gran vida social que tenemos” ante nuestros contactos.

 

Estudios confirman que los adultos jóvenes, jóvenes y adolescentes   son quienes, sin percatarse, consultan sus redes sociales al despertarse y antes de dormir, tienden a ignorar a la sociedad real cambiándola por la interacción virtual, el bienestar emocional se altera y viene la irritación ante actividades reales, el estrés que causan experiencias negativas con otros usuarios, ya sea por malos comentarios, haters o acoso, también se experimentan sensaciones de insatisfacción personal por no verse como algunos de los miembros de  grupos que siguen, golpeando su autoestima y lejos de permanecer menos tiempo viendo publicaciones e interactuar virtualmente, crece la ansiedad por estar conectado.

 

No hay duda que los adultos somos responsables del síndrome del FOMO, somos quien les ha puesto el ejemplo a los más jóvenes de estar horas frente a la pantalla, chateando, viendo publicaciones, comentando, posteando y entonces si se te pasa la mano con las redes sociales, con qué autoridad podemos decirles a los hijos que no lo hagan, ¿cuántos padres ven la tele y otra pantalla de forma simultánea o usan el móvil por la noche ya en la cama? Razón por la que se dejan de fomentar los vínculos sociales y la autoestima y se empieza a sembrar inconscientemente esas emociones negativas y comportamientos disfuncionales de los que hemos hablado.

 

Las nuevas generaciones de jóvenes, que no necesariamente tienen una autoestima baja, pero sí dedican gran tiempo al entorno digital, sienten una especie de molestia cuando alguien les llama la atención por estar pasando mucho rato ante una pantalla y, además, ven afectado su entorno de aprendizaje.

 

Con el paso del tiempo, la desconexión personal da lugar a problemas como la del miedo a conocer gente nueva cara a cara, la adopción de un estilo de vida sedentaria, la falta de experiencia de interactuar con los demás en reuniones, hay a quienes les resulta más cómodo sumergirse en el impresionante mundo virtual que en mundo real que está siendo abandonado.

 

Las redes sociales están diseñadas para acaparar la atención total de los usuarios por eso es que en segundos podemos disfrutar de diferentes contenidos que van muy de acuerdo con nuestros gustos y preferencias, a esto se debe que sea tan fácil dejarnos llevar por varios minutos e incluso horas, sin percatarnos que hemos perdido tiempo y dejado a un lado nuestro trabajo, estudios o actividades sociales y es que las plataformas digitales tienen un poder masivo ya que quien sea puede darse a conocer desde cualquier parte del mundo, naciendo así lo que conocemos como influencers o líderes de opinión, a quienes les vamos dando más importancia que a nosotros mismos, porque mucho de lo que ellos hacen y publican lo puede realizar cualquiera de nosotros y es ahí donde empezamos a idealizar a aquellos que se atreven a hacer cosas diferentes e iniciamos a imitarlos,  porque esa sensación de sentirnos importantes, de estar en tendencia es sumamente gratificante como cuando tienen un aumento salarial, un ascenso o un reconocimiento de algo que se hizo bien.

 

¿Qué estás haciendo para los tuyos sin pantallas?

 

¿Y si nos desconectamos un momento de ese mundo digital y nos conectamos con los seres reales de nuestro alrededor? Podemos cubrir esa necesidad que sentimos de clavarnos en las redes sociales, preguntando a la persona que tenemos a lado ¿Cómo está? ¿Qué haces? ¿Qué tal tu día? Y así entablar una charla física que también puede hacernos sentir felices, porque realmente seremos escuchados, quitarnos ese sentimiento de miedo por vivir en el pasado o en el futuro por situaciones que ni quiera hemos participado en realidad.

 

Date tiempo para cuidar y mantener tus amistades y relaciones en la vida real. En vez de pasarte horas por la tarde desplazándote por las actualizaciones, queda con alguien o llama a aquel amigo del que hace tiempo que no sabes nada, aprende algo nuevo y acude a eventos en los que puedas encontrarte con personas afines.

 

Vale la pena invertir tiempo en construir amistades reales, porque son el mejor factor para protegernos de esos pensamientos y sentimientos de exclusión y que más temprano que tarde nos traerá consecuencias fatales porque nos encontramos en una sociedad donde la gente vive con miedo a perderse experiencias y no poder compartirlas con la gente, y con un temor aún más grande de no recibir interacciones en redes sociales. ¿Qué te dará más felicidad una palabra, un abrazo o un beso real o digital?……

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