Opinión

Obesidad, la otra pandemia que sufre México

México sufre otra pandemia desde hace años, la obesidad, lo grave es que no se detiene, ni se controla con una vacuna

María Ortíz

Hoy cambie de ruta para ir al trabajo y vi sobre la acera algunos puestos de comida, llamo mi atención ver qué en algunos puestos había mucho más personas comprando, por curiosidad me acerque al que tenía una gran fila vendía tacos con gran variedad de carnes, papas fritas, hamburguesas y hot dogs, grandes tortas de carnes frías, también pude apreciar que la mayoría de la gente que estaba esperando a ser atendida

 


Tiene algunos kilos de más y seguramente con problemas de sobrepeso y obesidad, en los dos puestos que solo había un par de personas venden ensaladas, jugos y fruta, he de confesar que opte por formarme en la larga fila, considero que no está mal que de vez en cuando disfrutemos de ese tipo de comida que nos saboreamos tanto, lo que está mal es que lo hagamos tan seguido y no tengamos el hábito de ejercitarnos y llevemos una dieta más balanceada.

 

México sufre otra pandemia desde hace años, la obesidad, lo grave es que no se detiene, ni se controla con una vacuna y que, igual que cualquier otra enfermedad la padecen ricos, pobres, de provincia o de la ciudad, niños, jóvenes, adultos.


La nutrición es fundamental en el desarrollo de los seres vivos, ¿sabías que puede haber un anémico obeso o un flaco súper sano? Así es todo depende de la alimentación, la absorción de nutrientes y la actividad física de cada persona.

 

El exceso de peso es un padecimiento y problema de salud pública, tres de cada cuatro adultos tiene sobrepeso u obesidad, en niños y adolescentes cuatro de cada diez sobrepasan el peso que deberían tener, la OCDE señala que México tiene una de las tasas más altas de obesidad en el mundo.

 

El problema es que la gente no entiende que el exceso de peso es un padecimiento que no solo implica tener unos kilos de más o verse mal, ocupar ropa de tallas extras, que trae tantas complicaciones en la salud física y emocional que traen esos excesos ya sea de comida, grasa, de alcohol, de azucares e inactividad física.

 

Esa inflamación por el aumento del tejido graso es causa del mal funcionamiento del páncreas, con consecuencias como la diabetes, hígado graso, alteraciones en los huesos, asma severa, daños renales en mujeres síndrome de ovario poliquístico, complicaciones para embarazarse, en el caso de las niñas el exceso de grasa hace que liberen hormonas sexuales adelantándose su pubertad. La obesidad y el sobrepeso son como un tipo de cáncer porque la grasa va invadiendo órganos, venas y arterias.

 

Las familias mexicanas destinan el 30 por ciento de sus ingresos al consumo de alimentos chatarra. Prefieren una dieta rica en grasas, sal, azúcar o componentes químicos que sustituyen las frutas, verduras y cereales. Adicionalmente, México es la potencia de Latinoamérica en la producción de este tipo de alimentos prefabricados.

 

En cualquier parte de nuestro país encontramos comercios de tacos, garnachas, tamales, postres con exceso de calorías y azúcar, la verdad es que la mayoría preferimos un coctel de frutas con crema batida y chispas de chocolate que, con miel y cereales, o unos cinco tacos de surtida que una carne asada con vegetales, un refresco que un vaso con agua.

 

El confinamiento causado por la COVID-19 le trajo al mundo un aumento de peso entre seis y ocho kilos, la gente empezó a pasar más horas sentada, sin realizar actividad física como lo acostumbraba, más tiempo frente las pantallas, dormía menos, sin descanso por el estrés que generó la enfermedad y el aumento de consumo de cosas dulces fue en aumento por la ansiedad.

Las imposiciones de belleza de la sociedad actual premian la delgadez, mientras que la obesidad se penaliza y se asocia con estereotipos negativos.

 

Esto puede hacer que la persona obesa se avergüence de su cuerpo, pierda la autoestima y confianza en sí mismo, se sienta culpable de ser obesa y sufra burlas o verse discriminada tanto desde un punto de vista laboral como social.

 

Se vuelven personas introvertidas, que no expresan ni comparten sus emociones, todo lo contrario, se las guardan y “comen” ellos mismos, pudiendo llegar a casos extremos de trastornos alimentarios.

 

La pérdida de autoestima lleva a la persona obesa a encontrar consuelo emocional en la comida, por lo que come mucho más y empeora el problema de peso. Hay quienes sufren de obesidad y usan frases de consuelo como: ¡más vale gordito que cause risa a flaco que cause lástima !, ¡quien me quiera, que me quiera como estoy! o ¡no estoy gordo, estoy sobrado de sabrosura!

 

A pesar de las campañas para combatir este grave problema y se fomente la activación física y la sana alimentación, las largas jornadas laborales, el sedentarismo causado por las redes sociales y las circunstancias que vivimos por la COVID, son una buena excusa para no hacer nada al respeto.

 

Quizá si tuviéramos un mejor ingreso económico aunado a una mejor educación y responsabilidad para comer de manera correcta, tener en cuenta los costos que hay que cubrir por todas las enfermedades que podemos padecer y todo lo que implica un estilo de vida saludable, esta epidemia mejoraría mucho y asegurariamos que nuestros descendientes tendrán una mejor calidad de vida.

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