Rerum Novarum

Sacerdotes desprotegidos ante la Covid-19

La pandemia de la Covid-19 visibilizo la vulnerabilidad en que se encuentran los sacerdotes en México, la mayoría desprotegidos de servicios médicos y sin recursos para solventar los gastos de ser contagiados

Eugenia Jiménez Cáliz

Por Derecho Canónico los obispos tienen la obligación de cuidar a sus sacerdotes pero en esta pandemia algunos los abandonaron a su suerte, para librar la enfermedad algunos recibieron  apoyo de sus comunidades que organizaron  “coperachas” con las que solventaron  los gastos de medicamentos, además de atenderlos y alimentarlos.


Desde el año pasado la  pandemia provocó el cierre de los templos  y con ello la crisis en las finanzas de las parroquias la mayoría de éstas se encuentran en quiebra, está situación provocó que los sacerdotes no respetaran la cuarentena, sobre todo en las comunidades pobres, éstos salieron para atender a sus fieles y así  recibir aportaciones y sobrevivir.

Un grupo de sacerdotes a través de las redes sociales ofrecieron servicios religiosos por internet y así percibir una colaboración económica.

De acuerdo al Anuario Pontificio del 2019 la iglesia católica mexicana tiene 11,744 sacerdotes diocesanos y 4,568 religiosos. La edad promedio de edad del clero mexicano es de 60 años población en riesgo en esta pandemia según la Secretaría de Salud.


El último informe del Centro Católico Multimedial señala que al 20 de julio de 2021 al menos 232 sacerdotes, seis religiosos, nueve religiosas y 12 diáconos murieron en México por la pandemia.

La Conferencia del Episcopado Mexicano  a través de la Obra de Clérigos en Ayuda Solidaria (OCEAS) les ofrece a las diócesis un Programa de Salud Sacerdotal con asistencia médica que cubre los gastos por contagio de COVID-19.

Sólo que esta cobertura es limitada, porque no todas las diócesis aportan la cuota para que sus sacerdotes reciban los servicios médicos que ofrecen hasta el pasado mes de abril sólo 58 diócesis estaban afiliadas de más de 90 a OCESAS.

El 16 de enero el responsable de OCEAS informó  que la situación por la que atravesaban era grave a ocho meses del primer  caso de neumonía viral. El promedio de gastos de casos catastróficos por COVID-19 es casi 30 veces del gasto promedio de servicio y 1.4 veces más alta que el promedio de los gastos por enfermedades catastróficas NO COVID como cáncer o enfermedades cerebrovasculares y cardiovasculares.

Este 30 de agosto advierte OCEAS que las últimas tres semanas han sido complicadas para atender los casos de COVID-19 y expone que el 98 por ciento de los casos reportados terminaron en defunción y presentaron tres características: no se vacunaron cuando correspondía; notificaron tardíamente y afectación mayor al 60 por ciento de la superficie pulmonar.

Por estos motivos se les llama a los sacerdotes a ser responsables y ahora se les condiciona el servicio que pagan, para ser atendidos por contagios de la COVID-19: deberán haberse vacunado, si el sacerdote que presenta síntomas se niega a realizarse una prueba para recibir atención oportuna.

Pese a ser una de las arquidiócesis con mayores recursos por recibir los recursos de la Basílica de Guadalupe,  la Arquidiócesis de México ante la falta de recursos no renovó el contrato de servicios médicos con Seguros GNP que además no cubría el COVID-19 de ahí que se recomendó a los sacerdotes acudir a los servicios de salud públicos de contagiarse.

Y uno de los afectados de esa decisión fue el cardenal Norberto Rivera Carrera quien tras enfermarse de COVID-19 en enero pasado,  fueron sus amigos quienes pagaron los costos del hospital privado al que ingreso.

Actualmente algunos sacerdotes pagan sus seguros gastos médicos como es el caso del ex vocero de esa Arquidiócesis Hugo Valdemar Romero quien este martes abandonó el hospital privado, sin recibir apoyo de la Arquidiócesis.

Un ejemplo es la Arquidiócesis de Monterrey que les ofrece un seguro de gastos médicos a los sacerdotes y además los atiende de contagiarse de la COVID-19.

Pero hay diócesis pobres que no les alcanza para pagar la cuota con OCEAS, ni seguro médico alguno, ni siquiera logran atender en sus necesidades básicas a sus sacerdotes ante la crisis económica.

 

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