Opinión

De memoria

“El complot y 2”

Carlos Ferreyra

 

Para redondear la maniobra Díaz Ordaz nombró embajador ante la habana a Miguel Covián Pérez, un comentarista del periódico “El día” a quien se reputaba como hombre de izquierda pero, diría López Mateos dentro de la constitución.


 

Esto es, un claro priista al que entrevisté y envié el material a la habana donde provocó muchas risas pero lo tomaron muy formalmente. Decía el embajador nombrado que sus hijos no irían a escuelas diplomáticas, sino a instituciones oficiales junto con los niños cubanos y que su esposa, una reconocida profesora de apellido Del Rosal se integraría al sistema educativo cubano.

 


Poco duró el gusto dos años después, poco menos, el embajador había echado de su lado a su familia, se aparea con una agente de seguridad del estado cubano con la que finalmente viajó a México después de proteger en su huida a Humberto Carrillo Colón, quien disfruto muchos meses de placidez y buena vida hasta que llegó el momento. Supimos los corresponsales de prensa latina que el comandante haría un anuncio importantísimo que podría afectar su relación con México.

 

Sabiendo de qué se trataba, preparé a mi equipo de trabajo para procesar el discurso de Fidel para trasladarlo al boletín diario y darlo a la publicidad en las agencias internacionales acreditadas de México, alrededor de 70, incluyendo corresponsalías individuales.

 

El día esperado, muy temprano me informaron que todo el material relativo al discurso de Fidel venía reproducido en el periódico Granma y lo enviaron a primera hora en el vuelo regular correspondiente a ese día.

 

Pedí a dos compañeros de la embajada cubana en México, además de enviar un propio, para que recogieran el mayor número de ejemplares posible, a fin de reproducirlos en la máquina de offset con que hacíamos el boletín cotidiano.

 

Fue una mañana de locura con la oficina repleta de periodistas extranjeros que querían conocer físicamente el material y usando el mérito de la amistad pedían que se les privilegia, me porte inflexible, terminé por cerrar las puertas que se abrieron sólo cuando empezamos a enviar a los papeleros, algunos amarradijos con el ejemplar del día de nuestro boletín.

 

Ignoro cuantos ejemplares vendimos pero las placas del offset comercial que usábamos llegaban a imprimir hasta 10 mil copias y fueron muchas veces las que cambiamos de placas y habríamos nueva impresión.

 

El distribuidor en Morelos y Reforma vendió los 10 mil ejemplares que pidió durante varias horas se le amontonó la gente, y por la tarde no había venta en puestos de periódico y había quien ofrecía hasta 50 dólares por una copia del ejemplar.

 

En Cuba, el embajador Covián organizó su salida del país acompañando a Humberto Carrillo Colón que llegó al aeropuerto de la Ciudad de México y fue contado por agentes federales que se lo llevaron junto con el embajador. No pudimos saber a dónde.

 

Covian Pérez en un acto Bonafide acudió al ministerio de relaciones exteriores para pedirles auxilio en la contratación de una secretaria.

 

Minrrex se mostró feliz y pidió el auxilio del organismo de seguridad pública que sin dudar, tenía preparada una agente que le fue comisionada al embajador.

 

La mujer espectacularmente bonita pronto se afilió a las causas del representante mexicano y de su agente de prensa Carrillo Colón. En los documentos y la denuncia verbal de Fidel Castro no son constancias de espionaje contra Cuba sino de la abierta delación en contra del presidente Díaz Ordaz y su relación con Estados Unidos.

 

Inicialmente, Humberto debió ser encarcelado en Cuba pero para Fidel lo verdaderamente trascendente estaba en la revelación de informes confidenciales entre México y Washington sobre temas cubanos.

 

El primer ministro accedió al traslado del diplomático mexicano a su país con la supuesta palabra del mandatario mexicano de someterlo a un juicio y a las leyes mexicanas.

 

No, Humberto desapareció del panorama nacional y de pronto se le conoció como funcionario de seguridad estatal en Toluca donde manejaba a su arbitrio a las fuerzas represivas.

 

Denunciado nuevamente, se hizo perdedizo hasta que fue localizado en Tamaulipas donde aparte de brindar cursos sobre investigación policiaca también tenía injerencia vía en los operativos policiacos.

 

Volvió a desaparecer, no sé a sabido nada más de él pero existen rumores de que sus verdaderos patrones en el norte, decidieron optar por sus servicios bajo nueva identidad y otro nombre.

 

El montaje op acordado entre Díaz Ordaz y el imperio del norte fracasó por la mala costumbre de Fidel Castro, de hacer públicas sus denuncias y apoyarlas con documentos como grabaciones.

 

No supimos el contenido de la charla que Fidel sostuvo con Díaz Ordaz pero sí la que sostenemos sobre usos y costumbres habrá que recordar el “comes y te vas” que denunció ridiculizando al ya presidente Fox.

 

La trama como tal nunca fue expresada así. Encargado ese día de la dirección del milenio con la declaración de Fidel Castro , me perdí y no supe cómo cabecear, acudí a mi director Carlos Marín que tras escucharme la principal noticia del periódico, me dijo la cabeza es “Comes y te vas”.

 

Le respondí que eso no lo había dicho Fidel pero que resumiendo la frase era correcta. Muy bien, ya está, dijo Marín.

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